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26 de noviembre de 2009

Recordando a Fola


Nació el 16 de agosto de 1908, en Inglaterra. Hijo de padre uruguayo, vino a Montevideo a los once años. Autodidacta, colaboró en "Mundo Uruguayo" desde 1931, durante 32 años, con sus historietas "Don Tranquilo y flia." y "Ciengramos y Viola"; en el vespertino "El Diario", desde mayo de 1938 durante 25 años; "BP color" (1965) con las historietas "El profesor Pistacho", "Don Gumeersindo", varias curiosidades y pasatiempos. También colaboró en "La Mañana", "Uruguay", "El Día" y "Extra". En el exterior en "Billiken", que publicó su historieta "Ciengramos y Viola" como "Pelopincho y Cachirula", durante 18 años, y en numerosos diarios con sus tiras y cartoons, sindicado por United press: ( "Casos y cosas", "Divúlguelo" y "Las siete diferencias") para "La Razón", de Buenos Aires, "El Nacional" de Caracas, "La Opinión" de Torreón, "Manila Times" de Manila, "El Tiempo", de Bogotá, "El Porvenir" de Monterrey, "La Prensa" de San Salvador, "El Dictamen" de Veracruz. "El Imparcial" de Guatemala, "El Caribe" de Santo Domingo, "El Mercurio" de Valparaíso. "Pelopincho y Cachirula" sigue apareciendo a todo color en la revista Anteojito. Fola falleció en 1998.


N.de R.: El dibujo que vemos de pelopincho y cachirula es scan de un original regalado por el mismo Fola a uno de los miembros de Comics Uruguay (Daniel Puch) cuando tenia 9 años. Esperamos que les guste. Foladori en Lambiek.

8 de junio de 2009

EDUARDO BARRETO De oficio, artesano; de fama, mundial


En la Costa de Oro vive uno de los grandes nombres del comic. Los trazos de los personajes más afamados salieron del puño de este uruguayo que se siente molesto con el término "artista". Sin embargo, su trabajo, que incluye versiones rupturistas de Batman y Superman, está a un paso de llegar al cine. Y eso sin saber lo que es el tan mentado miedo a la temida página en blanco.
MAGDALENA HERRERA
El dibujante de superhéroes predice un camino de extinción del género: "Para entender una historieta hay que leer 300 anteriores. Se la está matando".
Batman, Superman, Spiderman y tantos otros grandes íconos de la cultura popular norteamericana (y también del mundo, hay que reconocerlo) pasaron por el tablero de dibujo de Eduardo Barreto. Hoy, con 56 años, el ilustrador de historietas uruguayo sigue declarándose un artesano -le rechina hasta el enojo la patente de artista- y continúa viviendo en la Costa de Oro pero en contacto directo con las editoriales más importantes del mundo.
Con sus lápices y pinceles dio vida a más de 1.500 títulos entre tapas, comics y novelas gráficas, en cuarenta años de trayectoria. Y por su estudio pasaron personajes de La Guerra de las Galaxias, Indiana Jones, Alien vs. Depredador, entre tantos otros protagonistas de historietas y films. Además de trabajar por décadas para las más prestigiosas editoriales del planeta, Marvel y DC Comics, desde hace varios años ilustra la tira Judge Parker que se publica en 175 diarios estadounidenses. Por acá ha ganado algún premio, pero en el norte se lleva todas las credenciales y logros. Incluso, obtuvo en 1993 el Wizard Fan Award, uno de los galardones más importantes que se otorga en Estados Unidos en su género. Barreto sigue aclarando, a lo largo de la entrevista, que no es más que su trabajo, del que se enamoró hace "mil años" y que disfruta hasta el día de hoy "porque le permite continuar siendo y divirtiéndose como un niño de diez años" en plena adultez.


Para sorpresa de muchos, asegura que todas las personas podrían dibujar si desarrollaran esa capacidad. Él decidió hacerlo, otros no, dice. Claro que la diferencia con otros es que si hubiera un Oscar en su género, el uruguayo seguro desfilaría por la alfombra roja, tomando en cuenta apenas algunas críticas en diarios norteamericanos como, por ejemplo, las del Washington Post sobre su novela de gánsters Union Station, que ilustró hace unos años y alcanzó gran popularidad. Al respecto, el dibujante sólo da una noticia: se está en tratativas para llevarla a la pantalla grande.
Hoy, cocina a cuatro hornallas -son sus palabras-. Por su tabla de trabajo se superponen páginas de cuatro novelas de autoría suya (también los textos), que mantuvo en secreto hasta ahora. Una es para DC Comics, otra para Europa, y las otras dos -de temática nacional- buscarán ampliar su mercado.
Mientras tanto, no afloja en otros trabajos gráficos que llegan de acá y de allá, siempre de clientes de primera línea. El nombre Eduardo Barreto ya es una grifa de calidad, más allá que él se niegue a autodefinirse artista (¡cómo se enoja cuando se le insinúa!).
Y pese a su extremada timidez, que la confiesa, habla duro y fuerte de quienes utilizan el "rótulo de artista" como "patente de corso para hacer cualquier chantada". Tampoco es políticamente correcto cuando asegura que en Uruguay se "copia con mucha alevosía del extranjero" y que la "historieta se está volviendo demasiado autorreferencial" lo que habla de "una gran pobreza conceptual".
"Si para entender algo tan banal como la muerte de Superman (que seguramente lo van a resucitar al mes siguiente), se deben leer 300 números para atrás, tanto el comic como la novela gráfica van camino a la extinción. La historieta se está volviendo barroca, encerrada en sí misma y se está matando a la gallina de los huevos de oro -el género- porque se mata al lector casual", señala con firmeza. Pero rescata que "ya no es más la hermanita pobre del cine" como se la definió por años, y que el "agotamiento de ideas" en las historietas se observa también en el séptimo arte.
-¿Por qué es tan reticente a catalogar lo que hace como arte?
-Puede sonar duro, pero a esta altura de mi vida elijo lo que digo. El noventa por ciento de los que se autodefinen artistas difícilmente saben de qué lado está el pelo de un pincel. Con la palabra artista se intenta justificar eso de la `libertad conceptual`. Con la misma seriedad te digo que me considero un artesano, que está unos escalones más abajo.
-¿Habla de su disciplina o del arte en general?
-Del arte en general, que en mi opinión está en decadencia. Antes de manejar conceptos -o libertad conceptual- hay que conocer las bases. Es como intentar desarrollar conceptos filosóficos terribles con la educación de primer año de escuela. Pero bueno, no me molesta que los demás se llamen artistas, me molesta que me lo adjudiquen a mí. Miguel Ángel se pasó la mitad de su vida esculpiendo y pintando, y la otra mitad escribiéndole cartas al Papa para que le pagaran todo lo que le debían. ¿Sabés como firmaba? `Ofici: escultore`.
DESPEGUE. Eduardo Barreto recuerda con claridad la historieta que estaba leyendo cuando decidió que en un futuro sería dibujante del género. La anécdota no llamaría la atención si no hubiera tenido, entonces, siete años. Por supuesto que su madre, con igual precocidad, comenzó a decirle que en este país debería pensar más en la publicidad, ya que no había mercado en lo otro. Pero para entonces Barreto ya se conocía el nombre de todos los ilustradores de los comics que devoraba a diario. Esa simbiosis de la imagen con la escritura se transformó rápidamente en su propio lenguaje. "La historieta es una mixtura de mis dos grandes pasiones, el dibujo y la lectura", corrobora.
No siguió una educación formal en cuanto a lo académico, porque entiende que ésta no existe en su género. "La formación en artes debería ser completamente humanística. Asistí a algunas clases y cursos pero perdí rápidamente el interés porque todos tienen una fórmula. Y para esto no hay una sola, a menos que se quiera crear siempre lo mismo. En ciertos talleres aprendí determinadas técnicas y, luego, el resto de mi educación ha sido a través de mis colegas, preguntando muchísimo en forma constante. En este país hay dos de los más grandes historietistas de las últimas décadas: José Rivera y Carlos Federici. Tengo la suerte de ser amigo de ambos y es impresionante lo que me enseñaron; dos monstruos, y sin embargo nunca se consideraron artistas. Y lo son".
Pero, en los primeros tiempos, la mamá de Barreto tenía algo de razón. El ilustrador debió trabajar freelance para varias empresas de publicidad, también dibujaba y escribía textos para la norteamericana United Press e ilustraba una tira para el diario El Día. De todas maneras, los billetes no alcanzaban hasta fin de mes, lo que lo empujó a cruzar el charco con 21 años, aceptando el ofrecimiento de Columba (El Tony, Dartagnan, entre otros), la editorial argentina más importante del momento. Le fue muy bien, pero apenas pudo se volvió con varios guiones bajo el brazo para ilustrar desde Uruguay. Aún sin el horizonte que abriría Internet, una vez por mes viajaba a Buenos Aires a entregar su trabajo.
Varios años después le llegó la hora del desafío estadounidense, que realizó en dos etapas, la primera de unos meses y la segunda con familia e hijos por tres años. Pero ya en la primera logró estampar su nombre en comics de Marvel y DC. Luego de la primera entrevista en ambas editoriales se fue para un hotel de escasa categoría con guiones de Los cuatro fantásticos y Spiderman bajo el brazo. "Parece una fanfarronada, pero lo cuento porque creo que antes era más fácil que ahora. Actualmente, los editores tiene acceso a todos los dibujantes del mundo, a través de Internet. En cambio, antes llegabas de la nada, mostrabas tu trabajo y lo lograbas", recuerda Barreto.
DEL COMIC A LA NOVELA. Luego de tres años en Estados Unidos, con un hijo en edad liceal y una bebé recién nacida, decidió retornar. "Ahora, estoy más cerca de Manhattan que cuando vivía en Phoenix", ríe Barreto mirando la computadora. Es cierto, en las últimas décadas dibujó comics primero, y novelas gráficas después, para las mismas firmas editoriales. En DC, por ejemplo, inauguraron el formato prestige de novela con La biografía no autorizada de Lex Luthor, ilustrada por el uruguayo. Allí, innovó con un Superman que nunca aparece vestido con capa. El gran protagonista es Clark Kent. También inició la reconocidísima serie Otros Mundos con El maestro del Futuro. En ésta, por primera vez la tapa no tiene el logo de Batman. "Planteé que era un ícono tan conocido que no necesitaba logo, ni siquiera dibujarlo de cuerpo entero. Es la primera tapa que sólo muestra los ojos y el corte de pico de la máscara", cuenta el ilustrador.
Si bien la historieta de aventuras siempre fue el gran amor de Barreto, desde hace años incursiona en la novela para un público femenino, en la tira Judge Parker. "Es un desafío completamente diferente porque el público de diario es otro, además de que se trata mayoritariamente de mujeres. Los personajes deben tener líneas bastante menos duras, más humanas", explica.
-¿Le pesó que lo identificaran como el dibujante uruguayo de Batman o Superman, y no tanto con otros trabajos suyos?
-No, para nada. No es culpa mía haber trabajado con personajes de perfil tan alto. De ninguna manera reniego de íconos de la cultura popular. Me molesta si eso llega de algunas personas del ambiente de la historieta, en el que todos sabemos todo, y conocen otras cosas mías.
-En su trabajo no puede darse el lujo de sólo dibujar cuando está inspirado. ¿Cómo se enfrenta todos los días a una hoja en blanco?
-No creo en el pánico de la hoja en blanco, no joroben con eso. Si está en blanco y no vas a comer a fin de mes, ni tenés para pagar las cuentas, la hoja se llena como los dioses. Si además te van a pagar bien y eso traerá más laburo, la vas a llenar en forma magnífica. Hace muy poco terminé un trabajo para Jaime Roos. A las semanas, lo único que restaba era el dibujo de unos instrumentos. Me los pidió como cuatro o cinco días, ya que los primeros no habían quedado bien. Le daba vuelta pero no veía bien por dónde sacarlos. Por otro lado, me sentía muy mal de salud. Una noche me llamó y me dijo que los necesitaba. No me quedaban más excusas. La única era que lo atendiera otra persona y le dijera que yo estaba en coma. Le dije: `No te preocupes, en diez minutos los tenés`. Me senté con una hoja, y en diez minutos los mandé. Y quedaron muy, pero muy bien.

"Es doloroso ver cómo aquí se copia todo"

Con especial pasión Eduardo Barreto habla sobre esos cuadros estáticos que se van sucediendo con determinado ritmo, creando suspenso, y conformando la historieta. "Siempre genera fascinación en el lector y es porque ante dos imágenes fijas, se tiene libertad para imaginar la tercera, la que iría entre ambas", explica. "Tan es así -agrega- que el cine está buscando desesperadamente sacar movimiento para lograr el efecto de la historieta. Antes, ésta era la hermanita pobre, hoy son dos lenguajes que si no son gemelos, andan ahí".
El dibujante de Batman y Superman adjudica la actual falta de popularidad del género en que se ha movido toda su vida a un agotamiento tremendo de ideas. "En Uruguay ya no existen, directamente copian con mucha alevosía y se acabó la historia. Pero, como siempre, es una mala copia del exterior. En el resto del mundo, se busca un agujerito argumental en una trama del año pasado y de ahí enganchan todo un guión: `aquellos 40 segundos que quedaron en la vida del hombre cucaracha desde que se puso el traje hasta que apareció la novia`. Todo es de una pobreza conceptual brutal, y hay algo de patología con los superhéroes y figuras arquetípicas. Me da mucha pena porque realmente amo esta profesión. Para mí es muy doloroso ir a las convenciones aquí y ver cómo se imita absolutamente toda esa extraña relación que tiene el estadounidense con el comic, con el agravante enorme que en Uruguay ni siquiera existen las condiciones económicas. Puedo entender que un norteamericano de 30 años gaste cientos de dólares en historietas, se vista con trajes y viva una vida virtual como vía de escape al tipo de sociedad que le tocó en suerte. Pero acá no es así. Además, los dibujantes no salen de las convenciones, ni ninguna editorial los va a ir a buscar allí. Mejor que se queden en sus casas. Si uno quiere dibujar para compañías como Marvel o DC debe poner buena música, y trabajar muchísimo, disfrutándolo. No se logra haciendo dibujitos de Batman para un gurí que está recorriendo Montevideo Comics. Y además pagar para estar ahí, o en cualquier otra convención del mundo. Hay que trabajar mucho", dice enfáticamente.

Varias novelas entre manos y pinceles

Hace ya más de un año que Eduardo Barreto viene trabajando en novelas gráficas de su autoría, tanto en la ilustración como también en los guiones. En Estados Unidos, conjuntamente con la editorial DC, está ideando una historia que tiene como protagonista a un viejo personaje de la compañía, que nada tiene que ver con superhéroes. "Se trata de un explorador de la revolución norteamericana, llamado Toma Hawck. Retomo la novela treinta años después que la original, cuando los ingleses realizan su segunda invasión en Estados Unidos".
Otro proyecto que lo tiene muy entusiasmado es la realización de una nueva adaptación de Ismael de Eduardo Acevedo Díaz, que en su momento fue realizada en el diario El Día por José Rivera. "No sólo es el placer de readaptar una de las mejores historietas que se hicieron jamás en Uruguay, sino que además el propio Rivera es quien me impulsa a ello. Es una oferta que no puedo rechazar. Por supuesto que nunca me hubiera atrevido a hacerlo por mi cuenta. Es él quien quiere y me apoya", explica el ilustrador.
Asimismo, bajo el título de trabajo Sacramento, Barreto viene elaborando su propia novela histórica ambientada en Colonia en el período del virrey Pedro de Cevallos.
Por otro lado, ya para el mercado europeo, el dibujante uruguayo se encuentra abocado a la novela Esquizo (título tentativo que se relaciona a la palabra esquizofrenia), que entremezcla en imágenes y textos la ciencia ficción con el realismo mágico histórico.

9 de diciembre de 2008

Hernán Rodríguez

Cosas que jamás se publicaron



En el caso de hoy, una entrevista realizada al amigo Hernán Rodríguez con motivo de la ya lejana publicación de su libro "Visiones" (allá por febrero de este año). La nota, escrita por aquel entonces también, estimo que no se publicará nunca jamás y tampoco quiero que quede encajonada asi que aquí va:

Ilustrando el horror

Entrevista con Hernán Rodríguez, autor de “Visiones”

En un mercado tan reducido como el local, la panacea del artista que busca ser profesional es el fichar o vender el material al exterior. Cansadísimo ejemplo de esto es Eduardo Barreto y sus trabajos para editoriales estadounidenses, así como una lista no demasiado extensa de uruguayos que trabajan normalmente para EEUU o Europa (Richard Bennett, Ignacio Calero, Richard Ortiz, Gonzalo Mendizábal y un no demasiado extenso etcétera).
El joven Hernán Rodríguez (28 años, nacido en Argentina, criado desde muy niño en Uruguay y actualmente radicado en Barcelona, España) se agregó recientemente a esta selecta lista, con el particular honor de ser el primer uruguayo con un álbum propio y al completo en la prestigiosa editorial española Norma. “Visiones” adapta cinco cuentos del afamado escritor de horror Howard Phillip Lovecraft (“El extraño”, “La música de Erich Zahn”, “La ciudad sin nombre”, “El templo” y “Nyarlatothep”), un autor visitado frecuentemente tanto por la historieta, como por el cine.

¿Por qué adaptar a un autor como Lovecraft?

Siempre me atrajo la clase de historias que cuenta Lovecraft, la mezcla de terror y fantasía, paisajes alienígenas y pesadillas oníricas, todo eso me parece interesante para tratar en un cómic.

¿Las adaptaciones anteriores a historieta de su narrativa te han influenciado de alguna manera?

No me han influenciaron porque no he leído ninguna de ellas. Lo hice concientemente. Sabía que los Breccia, padre e hijo y Lalia habían adaptado cuentos de Lovecraft, pero no quería saber como habían resuelto sus adaptaciones para así poder trabajar libremente en las mías, sin la influencia de estos maestros.

¿Por qué estas cinco historias en particular?

Un factor determinante fue que no estaba interesado en adaptar cuentos relacionados con los Mitos de Cthulhu, quería trabajar con sus primeros trabajos, no tan conocidos.
A la hora de elegir buscaba aquellos cuentos que visual y narrativamente, se adaptarían bien al lenguaje del cómic.

¿Preparas más adaptaciones del mismo autor?

Es una idea que ronda mi cabeza, un factor determinante va ser como le vaya a este álbum.

¿Preparas más adaptaciones de autores del mismo género?

No. Actualmente estoy trabajando en mis propias historias. Los autores que me interesaría adaptar tienen derechos de autor aún vigentes y generalmente es muy difícil llegar acuerdos con quienes los poseen.

¿Viajar a Europa se debió a impulsar tu carrera como artista?

Si, profesionalmente me veía muy frustrado en Uruguay, hay pocos a quienes les interesa el cómic y los costes de publicación son muy elevados. Aquí en España el terreno es muy complicado, sin embargo, hay editoriales interesadas en publicar material nuevo y gente dispuesta a comprarlo.

¿No pensás colaborar con otros artistas? ¿Guionistas o entintadores?

No creo que lo haga, pero tampoco he recibido una propuesta seria de trabajar en equipo. En el pasado, se me ha complicado trabajar con otras personas, me gusta estar en control de todo el proceso y disfruto mucho tanto escribiendo como dibujando. Actualmente tengo muchas ideas para pasar al cómic y tengo material como para estar entretenido durante bastante tiempo.

¿Qué tal las primeras recepciones del álbum en España?

Por ahora va muy bien, el hecho de que sean cuentos de H P Lovecraft atrae aún mas la atención.

¿Fue muy duro acceder a la publicación?

Si, fueron años de trabajo, el principal problema eran los derechos de autor de Lovecraft, había muchas incertidumbres con respecto a sí se podían publicar o no. En Europa, al cumplirse 70 años de su muerte los derechos se liberaron y pasaron a ser patrimonio de la humanidad, esto sucedió en 2007 y por eso se pudo publicar el álbum.
Además, los editores son muy escépticos con los dibujantes, buscan profesionales que puedan cumplir con los plazos de entrega y tengan una alta capacidad de productividad y calidad. La verdad que fue muy difícil ganarse su confianza.

¿Qué proyecto de historieta emprenderías si tuvieras apoyo total?

Seguiría haciendo el tipo de cómics que me gusta e intento alcanzar, que impacte visualmente, con una narración madura, que absorba totalmente a quien lo lea.